lunes, 9 de diciembre de 2013

Los productos naturales ¡vaya timo!

"Por tanto, la alimentación presuntamente natural no es más que un capricho de gente que se puede permitir pagar más por llenar la cesta de la compra. Si el sueldo no te permite frecuentar la tienda de alimentación ecológica, no sufras. La alimentación ecológica no es más sana, ni es mejor para el medio ambiente ni está más buena. Solo es más pija."


Ficha: Los productos naturales ¡vaya timo!, autor José Miguel Mulet Salort, editorial Laetoli, 151 páginas, ISBN: 978-84-92422-28-9

De nuevo tengo que comentar otro libro de la editorial navarra en mi blog, en este caso uno de la colección "¡vaya timo!" que posee títulos dedicados a temas tan sugerentes como la parapsicología, la acupuntura, el creacionismo, los ovnis, el tarot, la sábana santa, la conspiración lunar, las religiones y las pseudociencias... todos en la misma línea de denunciar flagrantes estafas al ciudadano y sobre todo al consumidor. 

El asunto de los productos naturales es bastante espinoso, hay una conciencia generalizada, y muchas veces equivocada y carente del más mínimo fundamento de que artificial = nocivo para la salud, natural = bueno... y es una idea muy complicada de rebatir, no hay más ciego que el que no quiere ver y resulta chocante, en ocasiones hasta niveles cómicos. Es curioso ver a tanta gente que no participa de creencia religiosa alguna, que ridiculizan las de otras personas y actúa como si fuesen las personas más lógicas y racionales del mundo burlándose de cualquier superstición... ver a esas mismas personas actuando en relación con el mundo de lo "natural" como verdaderos fanáticos, tragándose de buenas a primeras la etiqueta de "natural", "biológico" o "ecológico" asociados a cualquier producto sin molestarse en pensar un poco, informarse y probablemente darse cuenta de que le están metiendo gato por liebre. Los publicistas lo saben muy bien, lo natural vende, en cualquiera de sus formas... a poco que uno se descuide nos la "meten doblada". 

Nadie nace enseñado, dice el refrán, otro dice que "el que no sabe es como el que no ve", lo que no dicen estos dichos populares es que las mentiras reconfortantes y bonitas son las que llegan más lejos. Es tanto el bombardeo publicitario a favor de este tipo de productos, tanto el miedo generado con todo lo que huela a "artificial" o a química alguna que llegamos a extremos ridículos. El libro de José Miguel Mulet no solamente va en la dirección de denunciar los abusos al consumidor sino también, y esto es mucho más importante, en la dirección de divulgar una serie de conocimientos que habitualmente ignoramos la masa de los consumidores. Armado de datos, lógica, sentido común y un enorme sentido del humor, es un libro con el que te ríes mucho, el autor echa por tierra muchos mitos y falsedades que hay sobre el tema de lo "natural" como valor añadido a un producto, nunca hemos tenido tanta información tan accesible como en estos momentos y en proporción nunca hemos sido, o somos, tan ignorantes a la vez. 

Exceso de información, ausencia o carencia de pensamiento crítico, mucha información manipulada y malintencionada... la confusión y la ignorancia es moneda tan común que no resulta nada dificil de creer que haya tanto espabilado haciendo negocio con la buena fe, en general basada en la ignorancia, del consumidor. De los diferentes temas tratados en el libro el autor se centra sobre todo en el de la alimentación por ser sin duda el más importante, veremos la cantidad de confusión que hay con el etiquetado y las normativas, las contradicciones de una agricultura que presume de lograr productos más sanos... sin que hasta ahora lo haya demostrado. Los problemas ocasionados con la llamada agricultura ecológica, que no es ninguna solución perfecta y que en ocasiones causa más problemas que los que pretende solucionar.

El libro toca su tema más polémico con el asunto de los trasgénicos, el autor los defiende a capa y espada, no solamente dice que no hay problema alguno con su consumo sino que además, dada las exigencias y la normativa existente para su venta y salida al mercado los recomienda encarecidamente... vamos justo lo contrario de lo que se "comenta por ahí". Confieso que la palabra transgénico se ha convertido en el "coco" de la alimentación... sin que nadie haya podido probar hasta ahora ni un solo caso, ni un solo problema de salud asociado a su consumo... los ecologistas ahí se han salido con la suya, han conseguido que la población sienta fobia hacia un tipo de alimentos... y mira por donde parece que no hay ninguna fobia hacia el hambre y la desnutrición que deberían de preocuparnos mucho más. El hecho de que 57.000 personas mueran diariamente en el tercer mundo de enfermedades asociadas a la desnutrición parece no importar tanto, eso sí, que se vean libres de malignos cultivos transgénicos difundidos por las corporaciones del mal e impuestos a la fuerza a los pobres agricultores.

La defensa del uso del DDT también me ha parecido uno de los puntos más polémicos y a la vez sorprendentes del libro, un servidor ha vivido toda la vida pensando que esa sustancia era una auténtica bomba de relojería para la salud... y mira por donde estaba desinformado. Ni un solo caso de intoxicación humana por el uso de ese pesticida y si en cambio pavorosas estadísticas de millones de muertos por enfermedades tropicales trasmitidas por insectos... que elimina precisamente el DDT. El libro aporta también datos muy interesantes, aunque insuficientes, al tema de las energías renovables. Hubiera sido deseable una mayor atención al mismo aunque entiendo que al no ser la especialidad del autor el asunto posiblemente le venía un poco grande. Aún así lo señalado en el mismo resulta de lo más interesante ya que también ahí tenemos la mayoría de los ciudadanos una percepción errónea, o cuanto menos discutible, de ciertas cosas, como la energía fotovoltáica y la nuclear... temas que seguramente merecían más espacio.

Muy bueno, y especialmente ácido y desternillante, el capítulo dedicado a las medicinas "alternativas", me he reído un rato con las críticas a la homeopatía, osteopatía, acupuntura, reiki... y al resto de las prácticas que poco a poco se han ido inoculando en nuestro sistema sanitario, público y privado, y que en muchos casos ponen en riesgo a los pacientes, por no decir que constituyen una estafa pura y dura en la mayoría de las ocasiones. El autor denuncia también a diversas publicaciones, como la revista Integral, y programas radiofónicos, que con una apariencia de seriedad y profesionalidad no hacen más que de voceros del gremio de las medicionas alternativas... o sea, de los en su gran mayoría timadores profesionales del ramo. En fin, cualquiera es libre de tirar su tiempo y su dinero como le venga en gana, siempre claro está que esté previamente bien informado, algo que no ocurre habitualmente.

"Ningún medicamento sale al mercado hasta que no se han completado todos los ensayos clínicos y tenemos datos sobre su posible toxicidad o incompatibilidad. En cambio, los herbolarios venden basándose en la tradición o en los principios ayurvédicos. Lo natural se puede vender a la brava. Si los estudios llegan, que lleguen; y si no dicen lo que yo quiero que digan, pues ni caso."


A pesar de las buenas labores efectuadas en el pasado me ha gustado especialmente la sarta de capones y tirones de oreja que le pega a Greenpeace, una organización que ya no es ni la sombra de lo que fue y cuyos fines, y la formación de sus miembros desde hace tiempo son más que dudosos, me ha gustado ver como alguien los pone en su sitio. Y eso que un servidor valora mucho los que en otro tiempo fueron sus objetivos más nobles, cuando se jugaban el tipo por la lucha contra la caza de focas, la pesca de ballenas, la lucha contra los vertidos tóxicos en el mar... o cada vez queda menos de eso o solo salen en la tele colgando pancartas en las reuniones del FMI cuando las cámaras están presente, un poco patético la verdad.

"Aunque sigas todas las recomendaciones de Greenpeace y digas que eres antitransgénico, los utilizas. Muchísimas medicinas, los billetes de euro, la ropa de algodón, los tampones, algunos colorantes no alimentarios y las enzimas de los detergentes provienen de organismos transgénicos. Y aunque pienses que no has comido nunca nada transgénico porque miras las etiquetas en el súper, seguramente estás equivocado. Mira los prospectos de los medicamentos. Si has utilizado alguna pastilla elaborada con almidón de maíz como excipiente, ese almidón es transgénico. Al no ser un producto destinado a alimentación, se le aplica la legislación farmacéutica y no existe la obligación de indicar que es transgénico."



Lo mejor:  Extremadamente instructivo, divertido y recomendable. Ante todo es un libro que tiene como meta instruir y abrirle los ojos al lector para que esté en guardia contra tanto charlatán vinculado al mundo de los productos supuestamente naturales y la medicina alternativa, verdaderos campos plagados de farsantes y gentes faltas de escrúpulos. Enhorabuena a su autor por haber tenido la valentía de escribir un libro como este en medio de tanta estupidez generalizada.

Lo peor: Seguramente es una obra que da igual lo mucho que la recomiendes, te puedes secar la boca a base de defender lo que el autor defiende, dudo mucho que ni uno solo de mis conocidos, y alguno muy querido, "fanáticos" de lo natural y lo "alternativo" se moleste en leerla... lo dicho, habrá menos afluencia a los templos religiosos, pero la fe ciega está más viva que nunca, unas ficciones sustituyen a otras, debe ser algo inherente a la naturaleza humana. En el más que dudoso caso de que algún aficionado, o más bien creyente, en las terapias naturales se atreva a leer este libro... hace falta mentalidad abierta, ganas de saber y un mínimo de inteligencia, no faltarían las acusaciones al autor de estar vendido a las farmaceúticas, a las eléctricas o vete a saber que... seguro que la teoría "cospiranóica" surgirá inmediatamente en sus obtusas cabezas. Es un hecho, a las terapias alternativas y a la moda de lo natural en asociación con la moderna espiritualidad de la "new age" le sigue quedando mucha vida por delante... por desgracia.



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